Las adquisiciones y fusiones internacionales (M&A por sus siglas en inglés) son estrategias clave para el crecimiento corporativo. Sin embargo, mientras que los aspectos financieros y legales suelen dominar las discusiones, el factor lingüístico y cultural es igualmente crucial para el éxito. El 30% de las fusiones fracasan debido a problemas relacionados con la integración cultural y la comunicación entre las partes según Deloitte. Esto pone en evidencia la importancia de los idiomas en estos procesos, ya que facilitan la cohesión operativa y cultural de las organizaciones involucradas.
La comunicación como eje en las fusiones internacionales
Una fusión internacional es un proceso complejo que requiere que las empresas involucradas se alineen no solo en términos de objetivos estratégicos, sino también en términos operativos y culturales. McKinsey & Company señala que el 50% de las empresas que participaron en fusiones transfronterizas citaron la falta de habilidades lingüísticas y culturales como un obstáculo importante durante la integración. Esto no es sorprendente, ya que las barreras idiomáticas pueden afectar la forma en que se comparten conocimientos, se establecen relaciones y se gestionan las operaciones diarias en los equipos fusionados.
Las estadísticas muestran que cuando los empleados y directivos no comparten un idioma común, las decisiones clave pueden demorarse o malinterpretarse. En fusiones que implican organizaciones de diferentes países, el malentendido del contexto lingüístico y cultural aumenta el riesgo de errores en la toma de decisiones en un 40%. Para contrarrestar esto, muchas empresas adoptan políticas de “idioma corporativo”, donde un idioma oficial común, como el inglés, se establece para todos los empleados. Sin embargo, esta solución solo es efectiva si se acompaña de una capacitación adecuada y una sensibilización cultural.
Impacto cultural y operativa en el éxito de la integración
Uno de los factores más desafiantes en las fusiones internacionales es la alineación de culturas empresariales distintas. El 67% de las empresas que experimentaron fusiones internacionales consideraron que las diferencias culturales eran uno de los principales obstáculos para la integración según los informe de PwC. Estas diferencias incluyen no solo prácticas comerciales, sino también estilos de liderazgo, normas de comunicación y expectativas operativas. Aquí es donde los idiomas juegan un papel esencial: el lenguaje no solo facilita la comunicación literal, sino que también es portador de los valores y normas culturales de una empresa.
Por ejemplo, en fusiones entre empresas de Europa y Asia, las diferencias en el uso del lenguaje para expresar desacuerdos o establecer jerarquías pueden generar tensiones. En estos casos, los programas de formación en idiomas que incluyen una comprensión de las normas culturales locales son fundamentales para reducir fricciones.
La eficiencia operativa mediante el multilingüismo
La capacidad operativa durante una fusión internacional también está influenciada por el nivel de competencia lingüística entre los empleados. Las fusiones a menudo requieren la integración de sistemas tecnológicos, procedimientos y prácticas comerciales que pueden variar significativamente entre los países. En un estudio de The Economist Intelligence Unit, el 48% de los directivos señaló que las barreras lingüísticas complicaron la integración de procesos tecnológicos durante las fusiones internacionales. Esto incluye desde la adopción de nuevas plataformas de software hasta la implementación de prácticas de gestión específicas de cada región.
Caso práctico: Airbus y Bombardier
Un ejemplo claro del impacto positivo del manejo de idiomas en una fusión internacional es la alianza estratégica entre Airbus y Bombardier. En 2017, Airbus adquirió una participación mayoritaria en el programa C-Series de Bombardier, una operación que involucró equipos de trabajo de Europa y Canadá. Gracias a la implementación de políticas de idioma corporativo que priorizaron el inglés y el francés, las dos empresas lograron integrar sus operaciones de manera eficiente, facilitando la transferencia de conocimientos técnicos y la creación de una cultura organizativa común. La colaboración exitosa entre Airbus y Bombardier resultó en un ahorro del 20% en costos operativos durante los primeros dos años.